¿Qué hacer ante un ataque epiléptico de nuestro perro?
Consejos ofrecidos por el Colegio Oficial de Veterinarios de Albacete
1. Descripción y Alcance 2. Medidas a adoptar |
1. Descripción y Alcance
La epilepsia en perros es una enfermedad crónica de carácter hereditario, que se da con mayor frecuencia en razas como el Pastor Alemán, San Bernardo, Setter, Beagle, Caniche, algunos Dachshund y Basset Hound.
Los ataques epilépticos pueden ser de mayor o menor intensidad y duran menos de uno o dos minutos. La franja de edad en la que se hace manifiesto el primer ataque epiléptico es la comprendida entre los seis meses y los cinco años y su diagnóstico se hace por descarte de otras causas.
Esta enfermedad no mata a nuestros perros, pero requiere tratamiento para toda la vida. Los ataques resultan muy aparatosos y pueden llegar a generarnos angustia desmedida ante el sufrimiento del animal, sin embargo no dejan secuelas en el perro, salvo que no adoptemos las medidas de seguridad necesarias para que no se golpeen o se muerdan la lengua. En caso de percibir en el animal síntomas similares a los de un ataque epiléptico, se debe acudir al veterinario.
2. Medidas a adoptar
Ante un ataque de epilepsia en nuestro perro tenemos que estar preparados y adoptar una serie de medidas ya que cuando comienza un ataque, de modo aleatorio e imprevisible, se produce una descarga de energía en el cerebro que provoca en el perro movimientos de pedaleo en las extremidades, salivación abundante, micción o defecación sin control y pérdida del conocimiento.
Lo primer que debemos hacer es mantener la calma y colocar al animal de manera que no se golpee o caiga de un lugar elevado. Se puede tumbar al perro encima de una superficie mullida, como una colchoneta o unos cojines, para que esté cómodo y no se haga daño debido a las convulsiones. Evitaremos, además, sacar la lengua del perro porque puede correr el riesgo de mordérsela.
Una vez que finaliza el ataque epiléptico, hay que dejar que se recupere en un lugar tranquilo porque, tras el mismo, el animal queda agotado.
Finalmente acudiremos al veterinario, quien nos recetará un tratamiento que no deberemos interrumpir, con el fin de lograr reducir al mínimo los episodios epilépticos.